top of page

Zones of Silence - Terremoto Magazine

2017

Daniela Castro: It seems inevitable to draw equivalencebetween the first decades of the past century and our current times: severe economic crises, rise of political conservatism, austerity measures, institutional crises, crises of subjectivities. The cultural turbulence that marks the beginnings of centuries can be probably attributed to a violent reaction against the fact that old century is dying. Death propels violent reactions because it awakens us to our own mortality. But it also comes with an equally violent (perhaps?) force of transformation. Can you see elements of that in the arts, in politics or in the fabric of social life already? Or do you feel that we are still in a windless present waiting for the storm to hit?

Yornel Martinez Elías: Cuando me enfrento a tus preguntas puedo ver que has estado mucho tiempo pensando sobre problematicas globales, crisis y cambios de paradigmas. Esta pregunta tuya me suscita muchas otras preguntas…  Ahora bien, ¿qué es, etimológicamente hablando, la crítica sin la crisis? Bienvenida sea, pues, esta crisis de sistemas, de discursos, de poderes es, en fin, la crisis de una civilización toda y su modelo de conciencia. Sin ella no nos sería dada hoy, aún, La creación misma segun la entendemos;o la reflexión; o aún,la filosofía.

¿Quién que esté por encima de ella lanzará la primera piedra?

Parafraseando a Donal Kuspit sobre el activismo en el arte, creo al igual que el, que el arte solo puede cambiar la percepción de los seres individuales, no la sociedad en su totalidad.

Aunque por fortuna el mundo contemporâneo y todo su sequito de valores estan forsozamente cambiando, la población humana busca hoy, en todos los planos una revolución de la conciencia.

Aun escribiendo estas notas desde Cuba mi problema sigue siendo, un problema metafísico, un desgarramiento continuo entre el monstruoso error de ser lo que somos como individuos, y la entre-visión de un futuro en el que la sociedad humana culminaría por fin en ese arquetipo del que el socialismo da una visión práctica y la poesía una visión espiritual. Sin olvidar el espíritu crítico, aquí habría que hablar de una añoranza a la utopía a lo que no pudimos hacer como país, como nación…

 Estas preguntas tuyas me confronta y me hace pensar en el abismo que se crea por mi parte entre la tentación cotidiana de volver  a  cuestiones estéticas e intelectuales, a la creación sin otro fin que el placer de la inteligencia y de la sensibilidad, esto libra en mí una  batalla con el sentimiento de que nada de todo eso se justifica éticamente si al mismo tiempo no se está abierto a los problemas vitales de carácter global. Razón que me hace involucrarme en tus preguntas de una forma particular, con la intención de articular ciertas inquietudes y con la modestia de reconocer mis grandes lagunas como artista, como intelectual…

 

DC: We definitely see ourselves in a state of emergency, and by “state” I mean both a frame of mind as well as institutional policies that have been informing political measures in defense of “democracy” and “freedom” – whatever these words mean today – and in detriment of the environment. It is quite astonishing how these both instances that fit within the same word are so closely linked; how one have been impacted severely and directly the other. At the same time, I see – perhaps as a result – what is at stake is an epistemological break with the idea of the subject predicating the object, and this is huge. It seems that the subject is not so strong after all to bear the weight of determining the verb that then predicates the object. Having worked with you in Japan, I’ve seen that your practice – in particular the P350 project –consists of first and foremost in an ethical commitment towards disappearing as subjects-creators and having the object speak on your behalf.  These objects predicate the subjects involved in its making, its circulation and its handling, as opposed to just illustrate a compendium of ideas or bear an artistic signature….

 

YME: Enfocar toda tu práctica artística únicamente desde lo individual es negarte tu mismo la posibilidad de aspirar a compartir con otros los frutos de algo que no solo te pertenece a ti, sino a todos por igual. No son pocos los creadores que se han cuestionado las nociones tan rígidas de autoría que seguimos manejando aun en el siglo XXI. 

Desde la  teoría del arte, resulta problemático hablar hoy de autoría,  la concepción del artista solitario en su estudio ha sido removida desde La teoria y se ha  pasado a hablar  del artista como gestor, como generador de espacios para movilizar ideas.

P-350 como proyecto no es un aglutinador de individualidades a la forma que imponen las industrias culturales.

 

En algunas conversaciones que sostuvimos el poeta Omar Pérez y yo alrededor del año 2009, surgió la idea de fomentar un proyecto editorial que dialogara con nuestro contexto: flexible, mutante, independiente de la industria editorial. Un proyecto que desde la horizontalidad reuniera un caudal de información que lograra amplificar otras voces, evitando la jerarquización del discurso y que pretendiera además abrir un espacio desde lo creativo, con el fin de conseguir una autonomía cultural.

Así se creó P-350, publicación autogestionada que se solventa con el reciclaje del papel de los sacos de cemento y que constituye una plataforma capaz de visibilizar las propuestas de grafiteros, tatuadores, diseñadores, artistas visuales, creadores espontáneos, poetas inéditos, etc.

En el sentido estricto, P350 no es una revista ni un fanzine, sino un terreno de libertad creativa que cuestiona el protagonismo de la gestión editorial, una plataforma horizontal que analiza el hecho mismo de la revista como la entendemos tradicionalmente —consejo editorial, serialidad, redes de producción y distribución—y que, por ejemplo, no paga ISBN y se declara anti-copyright.  Antes que de proyecto editorial, se trata de un gesto que se consolida a partir de las interacciones que suscitan las presentaciones del proyecto, las cuales devienen espacio para sociabilizar, donde se propicia el diálogo sobre temas variados y la interacción con la publicación, creando redes de relaciones e intercambio. Organizamos presentaciones, intervenciones, exposiciones, lecturas, talleres, que funcionan como resortes para provocar el debate y la movilidad del pensamiento, una excusa para juntarse a compartir algo y recuperar los espacios de construcción común.

 

 

DC: Once upon a time excess was praised as the ultimately necessary means for artistic experimentation. It seems that now we absolutely feel we need to get back to the essentials (for the sake of the environment, for the sake of the collective, for the sake of our own piece of mind).It’s interesting to think that when we feel cornered we feel we need to get to something…Of course we are only human and have to work with what we know by experience. But it seems also inevitable to include in the equation other living things so that we can learn or relearn ways of enduring. Can enthusiasm overcome anxiety?

 

 

 

YME: Uno participa de muchas realidades en un mismo momento. el espacio de lo político por ejemplo, todo está sucediendo en un mismo momento y está siendo atravesado por muchas miradas y muchas maneras de entender. Evidentemente se nos escapan muchas cosas, o decidimos mirar hacia un punto, focalizar la mirada en un punto concreto. Lo que es tan amplio como el universo y tan específico y minúsculo como un átomo. En ese espacio pueden transcurrir y atravesarse muchas experiencias, muchas miradas. Creo que es eso lo que intento apresar desde lo sensorial, desde lo sensitivo. Um electroshok de impresiones...

 

 

DC: Is the world hysteric? And is that a bad thing?

 

YME: Ante tu pregunta me surge otra interrogante: ¿Cómo mantener cierta cordura en un “orden” que tiende constantemente a la esquizofrenia?.

Me viene a la mente la patafísica y como algunas de sus ideas te ayudan a reflexionar mejor sobre otros sistemas de pensamientos porque incluyen en síla paradoja, lo absurdo y el gusto por la ironía.

 

Una enfermedad mental há invadido el planeta, la banalización

El otro día escuché una frase en la televisión cubana  que me llamó la atención. Hablaban de la eliminación de las zonas de silencio, se refería a  que los mecanismos de divulgación lleguen a los lugares más remotos, llamar a eso erradicar las zonas de silencio me parece un disparate porque convierte al silencio en un criminal...

Es natural, preferiría decir lógico, que ante la avalancha trepidante del progreso, el silencio parezca una franja despreciable, algo así como la mala yerba. Se trata, en fin, de un subproducto, el aserrín y la limalla de nuestra fábrica de felicidad. De ahí que las regulaciones para la llamada “contaminación sonora” no corran mejor, sino peor suerte que otras regulaciones encaminadas a aminorar, dígase disfrazar las constantes poluciones. Y sin embargo son en tal medida el silencio y la quietud materia prima y base de cualquier creación que es impensable cómo podríamos crecer sin ellos, e incomprensible el esfuerzo de crear sin tenerlos en cuenta, sin amarlos ni protegerlos, o siquiera estudiarlos. Porque hay en ese vacío de objetividad tanta riqueza. Y si el lenguaje no es a fin de cuentas otra cosa que símbolo, y si, para colmo, ese lenguaje dice que el que calla otorga, vuelvo a preguntarme ¿qué es el silencio?

bottom of page